jueves, mayo 08, 2014

Decir adiós



Después de tanto recorrer. 
Cuando deje de sentir la persecución y la huida, me encontré en un canal inmenso de agua cristalina donde sólo el sol reflejaba las formas caprichosas y multiformes de las nubes vespertinas. No toco el agua aún y me encuentro con una mano que me atrae con tal fuerza que estoy cerca de la superficie pero imposibilitada para salir. Una energía extraña me mantiene bajo el agua, como si estuviese tapada con un cristal transparente, irremovible. Mi cabello baila. Es una sirena. Continúa jalándome. Respiro bajo el agua sin dificultad, ello cambia todo, no lucho por vivir pero aún así quiero salir de allí. 
Dejo de forcejear con aquella fuerza, flotó bajo el agua, cede y me muestra una frase de Sabato que apenas puedo recordar al amanecer...y que se desvanece sólo para mostrar la caída de la noche, con su festín de colores anaranjados ¿ Por qué decir adiós? Podemos conocernos y fingir a diario una bienvenida y simular una despedida como el día y la noche.

"Toda la vida es un acto de dejar ir, pero lo que más duele es no tomar un momento para decir adiós"
  La vida de Pi

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