miércoles, agosto 26, 2009

¿Estás enojada?

--¿Está usted enojado conmigo, (...) ?-- le pregunté cuando volvió. Pareció sorprenderse de mi pregunta.

--¡No! ¡Nunca me enojo con nadie! Ningún ser humano puede hacer nada lo bastante importante para enojarme. Uno se enoja con la gente cuando siente que sus actos son importantes. Yo ya no siento eso.

(Las enseñanzas de Don Juan, pp. 95,96)


Nobody is here,

all the pasengers are strangers

martes, agosto 18, 2009

¿Cómo preparar un sueño?


"(...) la clave es la combinación delicada de ingredientes complejos:


primero ponemos pensamientos al azar, luego, añadimos una pizca de reminiscencias del día, mezcladas con algunos recuerdos del pasado, [relaciones: amores, amistades, roces] y todas esas palabras con canciones que [escuchamos] durante el día, cosas que [vimos] y también algo personal. Y nos ponemos a revolver..."


Nos dice Stéphane en la ciencia del sueño, mientras cocina uno.
Mis sueños a últimas fechas se han presentado densos. A ello, se suma que los banquetes han sido memorables y abundantes en carne y vino, demasiado carbohidrato para la cena.

***


Notes: 4 ago 2009

Hoy fue terrible, aterrador por las imágenes, los grises, verdes y azules entremezclados con el negro brumoso, demasiada soledad se siente aquí. Es una casa semiderruida entre terrenos baldíos.
Alguien nos persigue en estas calles desiertas y tomamos un atajo, cruzamos la calle, nos tomamos de la mano y saltamos el alambre de puas con cierta dificultad; al tiempo que nos encontramos en un sitio más oscuro acompasado de cuatro paredes -en teoría más seguro que el exterior y más segura con a compañía obtenida, un deseo onírico cumplido-. Hecho que terminó con la fuerza y brutalidad con la que tres tipos nos separaron y me llevaron a un cuarto verde enlamado y mohoso, sus gestos eran soeces, asquerosos; en cuanto pude corrí, escalé a otro predio en construcción y un cúmulo de gente se aproximaba vehemente. Grité y pedi ayuda a las personas que regresaban de la peregrinación pero sólo obtuve indiferencia, apatía y negación.
Callé. E irónicamente llegué a una casa donde me buscaban, querían retenerme para una especie de festividad, afortunadamente bajo los dones oníricos logre ser invisible- jaja, a nadie le gusta ser atrapado, ¿no es así?-. Un hermoso ventanal apareció frente a mi, un enorme vitral, y la lluvia apelmazando la imagen.

:..

Contraste. Aparecí en un lugar inundado de luz, todo vacío, sólo una linda y estética escalera marrón con incrustes dorados y nosotros. Al lobo ibérico le dijeron que viajaría, lo cual acrecentó su mirada bucólica y sonrisa salibante, Vermont, el destino, lindos montes y tierra para un lobo aunque peligroso. Su joven alegría por lo dicho contrasta con mi playera verde y mi apático estado de ánimo.
Mi tiempo. Tomé con desdén las cartas, pegajosas, salieron: 1) una totalmente negra, 2) un cubo y unos escalones reflejando al exterior, 3) una color pastel, como durazno y 4) una brumosa que no alcancé a percibir. Apática seguí. El tipo de apariencia desconocida y confianza desmedida me dijo:
- Vas a emprender un viaje -reí, por supuesto-
y alguien más con su lindo sarcasmo dijo -¡Siempre!-, reí de nuevo.
-Todo estará perfecto-, quedé tranquila sin dudas ni apatía. Extrañamente me reconfortó.


El siguiente lapso fue un capricho, pensé en mi deseo de quitar los miedos y barreras. Balanceando la copa de vino, su hermoso color y el vaivén provocado por el movimiento de mi mano me embelesó, besé la superficie de la copa, degusté su olor fresco como nunca antes lo había hecho. Pese a la falta de madurez en conjunto, vino-paladar, esta vez la coordinación fue excelsa, un lindo cosquilleo en todo el cuerpo, ¡qué placer!

¡Qué cosa Agosto, sus sueños, su temporalidad...me abismo!


jueves, agosto 13, 2009

Juego de manos...

Pierdo la esperanza cuando siento que todo lo sucedido es una repetición constante aderezada de realidades oníricas. Me provoca hartazgo el coleccionar estampillas y postales, y que la misma estampilla salga una y otra vez...esa repetición me desgarra, me desilusiona y me provoca ansias.




Me ocurre persuadirme de que la estampilla repetida tiene un sentido, una significación. Actúo conforme a esa lógica mágico-ilógica de por algo aparece esta carta. La tomo. Y puede ser útil o no pero la poseo y sabré cuando soltarla. Me siento seguro.
En otras partidas, e
n dos turnos seguidos desprecio la carta por la preferencia táctica de otra jugada que auguró mejor, más probable o menos dañina -o las tres variables juntas ( sea por lucir, por puntaje o récord histórico)-. Resulta que al final dicha pieza es esencial, la del gane. Lástima, la dejé pasar en dos turnos aún cuando me tocaba de mano, sin castigo. Lástima, ya no se puede tomar, los turnos ya sucedieron y ya no habrá otra carta, las posibilidades (2, en este caso) se agotaron. No la tengo y me lamento.

Pero a cambio si a veces la dejo y otras la tomo; de cualquier forma regreso a ese detrimento coleccionista sea por acumulación o por repetición. ¿Por qué jugamos? ¿A qué jugamos cuando jugamos?

martes, agosto 11, 2009

Con las sobras de chantilly en las tazas de café

Aquel, nuestro único recorrido nocturno, la forma en que me sentí protegida, tu mirada pendiente de mi llegada, y aquel color grisáceo de tu chamarra contrastado con tu rostro y los lentes de pasta...todo me enterneció e impulso a dejar el miedo tonto de quedarme. Así, un par de minutos, un par de bebidas de grano, unas palabras, la música que disfruto para relajarme, los pequeños cuadros y el color marrón acogedor típico de cafetería, me empujaban aún más con su risa burlona.


Mientras todo el escenario me parecía ideal, una señal, una reafirmación constante con ansia de asirme a tus brazos; tu actitud defensiva y tu mirada evasiva me mantenían en la misma postura fría y frenética de la cual teóricamente días atrás había decidido despojarme.


- Siempre voy a estar. Siempre. Siempre para ti!- me decías esa tarde antes de partir, con aquella mirada desesperada y hambrienta, con esa peculiar comunicación corporal y el tacto torpe e inquieto, que bien conozco.
- Hablamos de esto el viernes, ¿si?-

No resistí aquel disfraz, lo abracé y quise decirle muchas cosas, pero sólo salió un torpe y tímido -sí, nos vemos el viernes.-

- No nos podemos dejar, ves...-



***



Y ahora, aquí estamos, en Macondo, observando ociosamente el fondo de la taza de café y aspirando las sobras de chantilly. No podía concebir frente a mi a una persona tan diferente ¿Dónde había quedado aquel ser que con esa torpeza motriz e ímpetu me llenaba con su mirada ávida, con ese cariño desnudo? Ahora parecía convivir con un disfraz, un reflejo de mí hace tiempo, y ese reflejo me hororizó. Verse en el espejo y notar que aquello que se ve es, duele, y me afligí.


Aquí, la música repetida en los televisores, el tiempo corriendo hacia el dificil momento de la despedida, las palabras a cuentagotas, a tirabuzón, tan pesadas lapidando al corazón y despertando a la mente y sus disfraces egolatras.


- Me voy a lamentar- murmuró

Con ese disfraz bien puesto, aquel que me permite decir tonterías extirpadas de emotividad, reafirmé:


- Si eso sucede, acuérdate lo odiosa que era y el porqué estamos aquí.-


Minutos más tarde, salimos. Como cada vez que me baña el miedo y fluyen las ganas de correr, quise salir huyendo a cualquier lugar y jamás llegar a casa. No sucedió. Y la impulsividad, ese cotilleo hormoneuronal me lo tragué. Tengo miedo, grité.


- Ya fue-
- ...¿Por qué regresas? -


Y ví esa mirada de hartazgo, de no ceder pese a querer, de ese ligero escozor que causa el sentir depositada la vida del otro y no saber siquiera que hacer con la propia. De lo que he huído tantas veces, era ahora yo terreno. Con esas palabras se aplastó mi voluntad de cambiar y de revolucionar los sistemas de riego, siembra y cosecha, ha sido lo que los temporales marcan y nada puedo hacer.

En fin...¿Por qué regresas?

miércoles, agosto 05, 2009

¿Por qué regresas?

Buena pregunta.


¿Por qué?




  • por culpa. Nada como pagar a unos lo que debemos a otros.

  • por reparar un daño. Nada como sentirnos el centro del universo.

  • por comodidad. Nada como mecerse en el sillón que empalma su forma con la nuestra.

  • por miedo. Nada como mantener la puerta cerrada con lo que dominamos.

  • por deseo. Nada como comerse un dulce que nos ha hecho salivar. Mmm, qué gozo!

  • por ser. Nada como encontrarse, fluir, caminar sin cuestionamientos y compartir. Cursi, idealista, si, pero sincero.


Las primeras dos acuden al pensamiento revesible, aquel que nos hace creer que actuamos de manera "inadecuada", lo cual a veces sólo es la "no esperada", y ello causa una separación entre las partes: la que aspira, la que entrega y la que es, la que recibe. La segunda cuestión, en específico, es más histórica, actúa bajo la creencia de que somos la causa de todo, de sentir el sino de dios y querer remediar lo hecho a alguien, patético pretexto.



Las dos últimas asisten más a lo corpóreo y la unidad de aquello que vemos como bello y apetecible. Uno, el deseo, lo que la vista come en grandes bocados; luego lo disimula con la admiración al intelecto, bondad, amabilidad, astucia o lo que sea que nos atraiga. El deseo de eso que queremos para nosotros o en nosotros, está presente (no deseo erótico de las formas sino de los fondos). La segunda, el ser, el sincero placer del arrojo, el sentir ese placer único con esa persona, sea lo que ésta represente, el disfraz que tenga, lo que provea. Como si ese fuése el lugar en el que somos multiplicados.



El término medio, ese horrible estado de indefinición, la comodidad. Como no sé que es lo que quiero arropo lo que tengo. En sentido coloquial "Más vale pájaro en mano...". No arriesgo mi cuadrado y hermético cuerpo en formas circulares gélidas; mejor el calor de lo confortable y conocido. Y por último, su compañero, el miedo, esa sensación que nos mantiene en la inacción, temiendo lo que no sucede aún y nos dormita en la habitación que podemos recorrer tras la puerta, temiendo que lo de afuera nos comerá.




Sea por recuerdo, por un rapto momentáneo, dependecia, en la espera de...,por comprender, hemos estado aquí.




lunes, agosto 03, 2009

De pausa y reversa


Odio las palabras que visten los prejuicios, los miedos y generalidades. Y siempre las uso. Así, como el amor; el olvido, en vaivén.


Colocados bajo la lluvia de aquellas tardes agonizantes en nuestro lugar, nos encontramos. Pensé en lo raro de la situación, los regresos nunca me parecieron un momento sino una pausa interdicta, donde lo incómodo es acogido por el silencio, donde la palabra vuela en la superficialidad de las prendas conocidas, y donde todo suceso es pretensión de la impretensión.
Llegan, en esos destiempos, las miradas fugitivas que observan las manos, aquella esquina muerta, el detestable marcador de tiempo y los cuadros amarillos de las cafeterías.
Aún así, me arrojé. Bajo ese afán autocastigador que posee la culpa en el pensamiento reversible.

Así, pese a mi reacia postura acerca de los regresos y de ese pisar por segunda vez el terreno agreste, creí conveniente dar otra forma geométrica al círculo regordete y disfrutar los ángulos que pudiera explorar. La primera vez tuve miedo, su mirada me poseía, me estremecía, me inundaba; sabía que no habría regreso.
Esta vez, el final fue el mismo pero a la inversa, si el círculo giraba de derecha a izquierda, ahora quedó de izquierda a derecha, provocó los mismos raspones y nada de las nuevas sensaciones que llegarían. Sólo el mismo tacto hambriento que anteriormente se escondía bajo la timidez y deseo de la mirada. Lo mismo: un fugitivo, un soñador.
Y no es cuestión de incrementar el compromiso del cual el fugitivo teme, ni de actuar bajo esa forma del deber ser, sino del ser natural, sin máscaras; es decir, más desnudos, y en ello tal vez la palabra es intimidad. Y con ello viene la confianza, el cariño arropador, la admiración, etc. Eso es todo, quiero materializar aquello que quiero, cual soñador.
Y son esas palabras disfrazadas, lo de los niños, el compromiso de hacerse presente y esas tonterías. Esas cosas que no son, no están. Sólo quiero fluir y si te dije todo eso ayer fue porque te siento hermético, artificial, antinatural y cuando de repente me encuentro con esa mirada erótica llena de amor jovial, sé que eso es lo que me alimenta, lo que me sublima cualquier deseo de salir corriendo.
Si te digo antinatural es porque tus ojos me dejan ver que no es lo que se ve, veo la forma en que te embeleses en espasmos cada millón de años luz.
Sólo quise decirte que confiaras y te arrojaras, no sabemos qué sucederá pero lo que sea que tengamos, hagamos y compartamos sea libre y natural, completo, infinito en cuanto dure. Olvidar el aquí terrenal y dejar esas cosas que están en la mente.
Comprendo el porqué, por lo sucedido hace un año. Yo soy libre y extraña y sólo te puedo dar esto que siento ahora. No una promesa, ni un compromiso, un deber ser, sino mi ser así espontáneo, impredecible, fugaz y fútil.


No te vayas, quédate! Esta vez no guardaré las palabras.

No racionalicemos, no recordemos, vamos a sentir!
No quiero simulacros ya, quiero algo real, no sucedáneos.
Si es vdd, no he resuelto todo pero quiero vivir, quitar la pausa.
En esta corrección de estilo que me agobia desde hace 3 días, sirvo una copa de vino y escribo: Quitar el punto y continuar con el texto...