miércoles, julio 28, 2010

Enferma, de nuevo.

Desconozco por completo la razón científica de mi padecimiento. No he creído en los escuetos diagnósticos que me recetan vitamina B, y señalan que es tristeza o enojo lo que provoca el malestar. Salgo de consulta con la sonrisa irónica de saber que el mundo no es entendido y se cree que lo es, que con esas medicinas estaré mejor. Mi malestar tiene más que síntomas a medicar, parecerá una situación ilógica pero ya no compro las medicinas, a veces las tomo un día y las abandono porque todo sigue igual. Digo ilógico porque así podría evitarme también la visita al doctor.
A cambio, reconozco lo extraño del dolor y su forma de presentarse, acompañado de días fríos, oportunamente atípicos, de cielo gris, luz blanca penetrante y sol fugitivo. Hasta esos triviales detalles parece una mera migraña que empeora, sin embargo es a todos los habitantes de la casa a quienes ataca tan extraño dolor que dista del típico dolor de cabeza, es más bien un peculiar pesar similar al que sentiríamos de poseer un corazón pesado latiendo en la cabeza, punzadas, o golpes discordes de una orquesta viviendo en nuestra cabeza, lo que más duele es el grupo de percusiones, los címbalos, no soporto el dolor, no puedo estar de pie y tampoco silenciar la orquesta, pues actúa siempre a capricho. Capricho que aún no entiendo. Es cierto también que cuando la orquesta hace su aparición triunfal, días más tarde "algo" trágico o difícil sucede. Mi mamá, ser escéptico y metódico por excelencia, solía lamentar mi situación "especial" hasta que a ella se trasladaron los dolores, dando las tres de la mañana con un dúo de taquicardía, orquesta al doble, sudoración, mareo, y demás.
A partir de la segunda ocasión que sucedió, que a un mismo tiempo nuestras orquestas entonaban, comenzó a rezar, bendecir, colocar un vaso de agua bajo la cama, todas medidas compartidas por gente cercana.
En fin, ni el vaso de agua bajo la cama ha dado calma, pues una vez extrañamente éste se rompió. Estoy enferma de nuevo.

sábado, julio 24, 2010

Me arrojé al río...

Vacaciones de verano, esos largos días con su sol naranjoso iluminando las tardes en la ventana de mi estudio. No biblioteca, no tarea, no trabajo, nada "qué tener que hacer". No se si sobreviva a ese tiempo en pausa, he logrado salir de la aplastante tristeza arrojando, a veces, una red al cardumen de malos pensamientos, librando así el terrible movimiento acuático que provocan en mi cabeza.
Se ha dictado la sentencia al sujeto U, justo el día en que tendrías aquella edad que le fue asignada en años por su soez y torpe impulso de dispararte, rozagantes 27 años, 5 meses. Siento aún como si el tiempo jugara el tipo de bromas que uno ve en las películas y lee en las historias de ciencia ficción, así imagino que lo que parece real no es real, que algún día despertaré riéndome y teniendo a lado a los seres que hace tiempo deje de ver de manera abrupta por la "prematura" llegada de su caducidad en la tierra.
No sé qué mas decir, no sé si ahora sea yo quien figure diálogos inexistentes -como esos que relataste en aquella despedida adelantada, el 9 de octubre: http://estasruinasquevesblogspotcom.blogspot.com/2009/10/ocultamiento.html -.
Sin embargo, los peces en vaivén acuden cada tiempo a esta agua tan dulce, pese al intento inútil de salarla a fin de que consigan un mejor hogar, pero es inevitable el agua siempre ha sido el elemento en el cual se da en sí misma la resurrección y la transición.


Letra:

I jumped in the river
black-eyed angels swimming with me
a moon full
of stars and astral cars
all the figures I used to see
all my lovers were there with me
all my past and futures
and we all went to heaven in a little row boat

There was nothing to fear and nothing to doubt

Nota: aves, el túnel, la biblioteca, el ángel y el andén.

lunes, julio 05, 2010

Hay una luz. Sácame de aquí.



Strangeways
Traffic
..."And in the darkened underpass
I thought Oh God, my chance has come at last
(But then a
strange fear gripped me and I
Just couldn't ask)"
Éxtasis
I'll be fine... "Take me out tonight. Oh, take me anywhere, I don't care, I don't care, I don't care..."

:)

viernes, julio 02, 2010

El insecto verde de alas difusas

"...estoy sentado en un cráter desierto, sigo aguardando el temblor..."

A veces, creo que sólo hago tiempo, no entiendo mucho de él pero sé que es parte de los grandes problemas de las personas, después de la incomunicación, y la honestidad.
De un tiempo a la fecha ni siquiera mis soliloquios son capaces de animarme, esta idea de sentir que alguien más no visible está siempre conmigo parece comenzar a perjudicar mi rutina y mis relaciones sociales, no en vano de noviembre a la fecha me he esmerado en potenciar mi virtud de hongo alucinante y a la postre mi agenda está integrada por 4 teléfonos que nunca marco.
Lo único interesante es que no dejo de sorprenderme y de espantarme de que las cosas sucedan como a veces adelanto serán, y no hablo de las cosas triviales sino de las vidas que acompañan mi andar taciturno y solitario. Tal vez es por eso que disfruto más la ausencia que la presencia.
***

Tomé el lugar habitual en el autobús, aquel cercano a la ventanilla y lejos de los roces corporales incómodos. Mientras el cielo grisáceo arrojaba enormes gotas aquella mañana mi mirada se ensimismo con el correr de un par de marcas de agua sobre el ventanal. Eso observaba en primer plano, de fondo me abismaba por la cantidad de gente que se veía cruzando la calle, a bordo de los autobuses, esperando sobre la avenida, los claxons creando terribles sinfonías de desesperación, gente gritándose o discutiendo por el celular...me entristecí.
Seguí el curso de la gota cuando de pronto apareció un insecto verde neón que contrastaba soberbiamente con el gris matinal. Su sólo brillo encendió una serie de pensamientos y reflexiones que apagaron el oscuro exterior.

Mientras versaba por milésima vuelta el pensamiento de ¿Cómo sería si...? El insecto verde permanecía aferrado a la ventanilla con una postura tan gallarda...me pareció extraño, ni la intensa corriente de aire lograba disuadirlo de alejarse en busca de un árbol. Mientras lo admiraba, pensaba en su inevitable caída y en lo efímero de los momentos "Let it be, let it be..." sonaba oportunamente, así tiene que ser, supuse, y sonreí. Disfrutar el momento, pequeño, ese instante cuasi orgásmico en el que las almas se encuentran, y comparten este tiempo-espacio.
Disfruté y agradecí el tener esa milimétrica vista verde que nadie más podía disfrutar, miré todo lo que me rodeaba, regresé la vista hacia mi ventanal en busca de mi acompañante y éste había desaparecido, busqué arriba, abajo, en la siguiente ventana pero se había ido. No buscaba poseerlo, sólo agradecerle el hacerme sentir de nuevo ese espíritu de sorpresa y exploración. Había llegado a mi destino, agradecí de nuevo y me guarecí bajo la lluvia en las notas que seguían sonando de forma melódica en mi mente.