sábado, diciembre 19, 2009

De los intercambios

Me encantan las sorpresas, los regalos, aquellas manifestaciones materiales que reflejan el buen andar, el sentimiento y su complemento. No me gustan los regalos 'forzados', aquellos que proceden de la práctica impuesta por la temporada sea San Valentín, Cumpleaños, Navidad, Año nuevo, etc., a ello siempre vienen los momentos incómodos, 1) el tener que comprar un obsequio a quiensabequien o en el mejor de los casos a un amigo, 2) el miedo de que el regalo no sea de agrado, ya sea para el que da o para el que recibe, 3) ese inter donde desfilan por turnos a otorgarse un abrazo y entregar el detalle, qué cosa tan convencional y tan montada, en fin.

Aún más desánimo me causan esos intercambios en los que todos llegan con sus envolturas de mixup o sanborns, y se regalan el disco o dvd que pedían de acuerdo a la lista. ¿Si todos compran en el mismo lugar y bajo el mismo producto porque no mejor cada quién se compra el suyo?¿Por qué una lista si se conocen los gustos del 'otro'?¿Cuál es el chiste de recibir lo que se pidió, si se sabe de antemano que es eso que 'esconde' la envoltura e incluso el precio?

Como cada año, hubo el sorteo para el intercambio familiar. Este año, no medité ni realicé la búsqueda exhaustiva con 'pelos y señales' de lo que deseo puesto que lo que más deseo es casi imposible y así cavilo segundos, minutos, horas y días.

De los regalos que esperaría y que bien podrían hacer más feliz la estancia aquí:

lo material:
  • Un hombre musculoso y fortachón que pueda bajar los muebles que ya no necesito, y nunca he necesitado y me quitan espacio, je. (una silla, una mesa de centro, un tocador con 6 cajones, un escritorio y un buró).
  • Un bote de pintura -1 litro- color magenta, una brocha de cerda 7.5, un cepillo y un par de periódicos para pintar mi cuarto.
  • Un pizarrón magnético rosa de 40x60 m.
  • Unos cubos decorativos blancos con interior lila o magenta, ellos para colocar a mis mejores amigos.
  • El dispensador de esencia para ambientes, y el porta incienso para transformar momentáneamente el entorno. ¡Qué rico!
  • El marco para la gran foto que me obsequió mi peroesnada, uno más para el dibujo que me pintó mi amigo que teme a las ardillas, y otro para un par de collages. Un portaretratos para las tantas fotos que se debaten el lugar.
  • Un scrapbook anual, una libreta ecológica -de esas de páginas amarillentas artificiales- en las que uno disfruta escribir y crear, y un par de cartulinas de colores.
  • Unas pantunflas, una pijama, y música para dormir.
  • Libros -no ciencia ficción, no best seller, no de autoayuda, no de sectas o pseudociencias. Los demás, bienvenidos!
Dicen que pido cosas muy raras, que soy 'muy especial', que qué difícil es comprar algo para mí -y eso que no les he contado lo que realmente desearía...-. ¿De verdad soy tan difícil de complacer?

Mientras tanto bajo el árbol de navidad desfilan algunos obsequios de mis amigos, un rebaño de buenos deseos, y cajas vacías en espera. ¡Claro! también me esperan más detalles mortales: verificar el nuevo celular y su no funcionamiento, una larga y tormentosa fila en la cadena de telefonía que me 'comunica' en espera de recuperar mi número telefónico -"el tiempo de espera es de 2 horas, si pasa su turno no puede pasar y tiene que obtener otro"-, cobrar a mis deudos, y demás actividad infructuosa.

Bonita semana, gustosas posadas!
(Ya les contaré cómo me va en el 'intercambio')

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