Me encanta caminar. Por las mañanas suelen disfrutarse más los recorridos. Nace el día y con él , sus olores. Aunque particularmente tengo un amorío enfermizo con la noche, con sus tonos ahumados y luces artificiales...Estos días, casi de manera autómata, cambié mis hábitos, ya no quise desvelarme y ver el amanecer como en el verano, no quise quedarme envuelta en las sábanas como en el otoño, ya que con ello inevitablemente llego al soliloquio de la nostalgia. Esta mañana sería diferente. Y lo fue.Caminaba rumbo a casa de mi abuela, el tianguis se levantaba pomposo con todo su griterío y folclor. Pintoresca mañana hasta que en una de las calles que tomé me gritaron con fuerza, y no fue lo cotidiano: reinita, sabrosa, güerita o las clásicas sentencias 'qué buenas "$%!, con esas ··$&/ y demás letanías vulgares...
- ¿Por qué corres?, ¿A dónde vas?, ¡Quédate allí!- gritó con su voz amenzante, la mirada llena de resentimiento y el temblor propio de quien no controla sus impulsos.
Me detuve, segundos antes había percibido la presencia de dos sujetos tras de mí, temí que me acorralaran. Estiré el brazo y le dije:
- Ten el celular, ya.
-¿Por qué arriesgas tu vida por un pinche celular?- recriminó
No supe que contestar, mejor dicho, no quise contestar, no hubiera ayudado mucho -bueno es relativo en realidad-.
Me miró minuciosamente, fijó sus púpilas en la amenazante pistola de juguete color plata 072 que portaba, la levantó, cortó cartuchoplástico y salió campante por la calle mientras yo caminaba en contrasentido observándolo.
Sé lo que tratas de decirme, sé lo que quieres. Es parte de mi. Mi gusto es. Y no es el celular en sí si no lo mío.
Y tú, por qué arriesgas la vida por un pinche celular, del cuál apenas obtendrás pequeñas ganancias para comprar la droga en ese callejón de la Paulino Navarro. Te reconocí, qué pena verte así, no te preocupes no le diré a nadie que fuiste tú quien dijo cómo sucedió el asesinato aquel del 2003.
...Y ni tan pinche, tú lo querías y yo lo quería. Claro, puedo vivir sin él, me duelen los mensajes que consevaba afanosa por su peculiar sabor, unos que endulzaban y otros que colocaban una enorme sonrisa en mi rostro; las fotos y demás respaldo de la memoria. Tú no podrías vivir sin él, y sin todos los demás celulares pinches que tienes que coleccionar por un poco de tu miseria diaria.
- ¿Por qué corres?, ¿A dónde vas?, ¡Quédate allí!- gritó con su voz amenzante, la mirada llena de resentimiento y el temblor propio de quien no controla sus impulsos.
Me detuve, segundos antes había percibido la presencia de dos sujetos tras de mí, temí que me acorralaran. Estiré el brazo y le dije:
- Ten el celular, ya.
-¿Por qué arriesgas tu vida por un pinche celular?- recriminó
No supe que contestar, mejor dicho, no quise contestar, no hubiera ayudado mucho -bueno es relativo en realidad-.
Me miró minuciosamente, fijó sus púpilas en la amenazante pistola de juguete color plata 072 que portaba, la levantó, cortó cartuchoplástico y salió campante por la calle mientras yo caminaba en contrasentido observándolo.
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¿Por qué arriesgas la vida por un pinche celular?Sé lo que tratas de decirme, sé lo que quieres. Es parte de mi. Mi gusto es. Y no es el celular en sí si no lo mío.
Y tú, por qué arriesgas la vida por un pinche celular, del cuál apenas obtendrás pequeñas ganancias para comprar la droga en ese callejón de la Paulino Navarro. Te reconocí, qué pena verte así, no te preocupes no le diré a nadie que fuiste tú quien dijo cómo sucedió el asesinato aquel del 2003.
...Y ni tan pinche, tú lo querías y yo lo quería. Claro, puedo vivir sin él, me duelen los mensajes que consevaba afanosa por su peculiar sabor, unos que endulzaban y otros que colocaban una enorme sonrisa en mi rostro; las fotos y demás respaldo de la memoria. Tú no podrías vivir sin él, y sin todos los demás celulares pinches que tienes que coleccionar por un poco de tu miseria diaria.
¿Qué pasó? A poco te robaron tu celular, yo siento lo mismo, no es que sea el valor ($$$) del celular, sino la actitud de quitarte algo que es tuyo, que tú hiciste un esfuerzo para obtenerlo o te lo regalaron, ese coraje, la impotencia de no ser capaz de evitar que alguien tome una cosa que no es suya así nada más, por medio de la violencia... no sé qué más. Gracias, me gustó mucho la segunda parte del relato. Saludos
ResponderBorrarEl problema de siempre de querer lo que no es nuestro. Y lo único que duele son los recuerdos idos, el celular se repone fácilmente. Pero no entgendí bien, conocías a la persona???
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