Hoy me encuentro más tranquila, todo el día transcurrió en completa armonía. No hubo nada de aquellas nubes y aguaceros vespertinos que dispersaran el andar taciturno.
"Estaba perpleja, como suele suceder tras la muerte de un amigo, por lo irreal de la situación, la imposibilidad que desafiaba la mente. De hecho, estaba tan perpleja como asustada, y mi perplejdad aumentaba con mi miedo porque, en ese estado, no era capaz de reconocer mi forma habitual de ser"
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