"(...) la clave es la combinación delicada de ingredientes complejos:
primero ponemos pensamientos al azar, luego, añadimos una pizca de reminiscencias del día, mezcladas con algunos recuerdos del pasado, [relaciones: amores, amistades, roces] y todas esas palabras con canciones que [escuchamos] durante el día, cosas que [vimos] y también algo personal. Y nos ponemos a revolver..."
Nos dice Stéphane en la ciencia del sueño, mientras cocina uno.
Mis sueños a últimas fechas se han presentado densos. A ello, se suma que los banquetes han sido memorables y abundantes en carne y vino, demasiado carbohidrato para la cena.
Mis sueños a últimas fechas se han presentado densos. A ello, se suma que los banquetes han sido memorables y abundantes en carne y vino, demasiado carbohidrato para la cena.
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Notes: 4 ago 2009
Hoy fue terrible, aterrador por las imágenes, los grises, verdes y azules entremezclados con el negro brumoso, demasiada soledad se siente aquí. Es una casa semiderruida entre terrenos baldíos.
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Contraste. Aparecí en un lugar inundado de luz, todo vacío, sólo una linda y estética escalera marrón con incrustes dorados y nosotros. Al lobo ibérico le dijeron que viajaría, lo cual acrecentó su mirada bucólica y sonrisa salibante, Vermont, el destino, lindos montes y tierra para un lobo aunque peligroso. Su joven alegría por lo dicho contrasta con mi playera verde y mi apático estado de ánimo. Mi tiempo. Tomé con desdén las cartas, pegajosas, salieron: 1) una totalmente negra, 2) un cubo y unos escalones reflejando al exterior, 3) una color pastel, como durazno y 4) una brumosa que no alcancé a percibir. Apática seguí. El tipo de apariencia desconocida y confianza desmedida me dijo:
- Vas a emprender un viaje -reí, por supuesto-
y alguien más con su lindo sarcasmo dijo -¡Siempre!-, reí de nuevo.
-Todo estará perfecto-, quedé tranquila sin dudas ni apatía. Extrañamente me reconfortó.
El siguiente lapso fue un capricho, pensé en mi deseo de quitar los miedos y barreras. Balanceando la copa de vino, su hermoso color y el vaivén provocado por el movimiento de mi mano me embelesó, besé la superficie de la copa, degusté su olor fresco como nunca antes lo había hecho. Pese a la falta de madurez en conjunto, vino-paladar, esta vez la coordinación fue excelsa, un lindo cosquilleo en todo el cuerpo, ¡qué placer!
¡Qué cosa Agosto, sus sueños, su temporalidad...me abismo!
Alguien nos persigue en estas calles desiertas y tomamos un atajo, cruzamos la calle, nos tomamos de la mano y saltamos el alambre de puas con cierta dificultad; al tiempo que nos encontramos en un sitio más oscuro acompasado de cuatro paredes -en teoría más seguro que el exterior y más segura con a compañía obtenida, un deseo onírico cumplido-. Hecho que terminó con la fuerza y brutalidad con la que tres tipos nos separaron y me llevaron a un cuarto verde enlamado y mohoso, sus gestos eran soeces, asquerosos; en cuanto pude corrí, escalé a otro predio en construcción y un cúmulo de gente se aproximaba vehemente. Grité y pedi ayuda a las personas que regresaban de la peregrinación pero sólo obtuve indiferencia, apatía y negación. Callé. E irónicamente llegué a una casa donde me buscaban, querían retenerme para una especie de festividad, afortunadamente bajo los dones oníricos logre ser invisible- jaja, a nadie le gusta ser atrapado, ¿no es así?-. Un hermoso ventanal apareció frente a mi, un enorme vitral, y la lluvia apelmazando la imagen.
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Contraste. Aparecí en un lugar inundado de luz, todo vacío, sólo una linda y estética escalera marrón con incrustes dorados y nosotros. Al lobo ibérico le dijeron que viajaría, lo cual acrecentó su mirada bucólica y sonrisa salibante, Vermont, el destino, lindos montes y tierra para un lobo aunque peligroso. Su joven alegría por lo dicho contrasta con mi playera verde y mi apático estado de ánimo. Mi tiempo. Tomé con desdén las cartas, pegajosas, salieron: 1) una totalmente negra, 2) un cubo y unos escalones reflejando al exterior, 3) una color pastel, como durazno y 4) una brumosa que no alcancé a percibir. Apática seguí. El tipo de apariencia desconocida y confianza desmedida me dijo:
- Vas a emprender un viaje -reí, por supuesto-
y alguien más con su lindo sarcasmo dijo -¡Siempre!-, reí de nuevo.
-Todo estará perfecto-, quedé tranquila sin dudas ni apatía. Extrañamente me reconfortó.
El siguiente lapso fue un capricho, pensé en mi deseo de quitar los miedos y barreras. Balanceando la copa de vino, su hermoso color y el vaivén provocado por el movimiento de mi mano me embelesó, besé la superficie de la copa, degusté su olor fresco como nunca antes lo había hecho. Pese a la falta de madurez en conjunto, vino-paladar, esta vez la coordinación fue excelsa, un lindo cosquilleo en todo el cuerpo, ¡qué placer!
¡Qué cosa Agosto, sus sueños, su temporalidad...me abismo!
¿Qué pasó con la persona que te acompaña en la primer parte de tu relato?
ResponderBorrarSi, muchos carbohidratos ocasionan sueños densos, procurar cenas ligeras al parecer es lo conveniente, aunque...
Se quedó con los tres tipos, yo corrí...y el señor de los sueños me llevó a otro lado. ( pero es un buen amigo y sé que me ayudó para que nada malo me sucediera)
ResponderBorrarSin duda, habrá que balancear la dieta. Aunque es inevitable el efecto, es la temporada puesto que estamos preparándonos para hibernar. Y lo conveniente se suple por lo necesario.
"Lo conveniente se suple por lo necesario" Pensé terminar la frase de arriba, pero creí que alguien lo haría mejor. Así, para estas fechas me quedo con lo necesario, lo conveniente llega a ser ambivalente.
ResponderBorrarCuriosidad. Pensé que igual y era a él al que perseguían. Pero lo descarté, ya que no estuvieras tan tranquila degustando el vino.
jeje, no, su único error fue aparecer en mi sueño para salvarme, jeje...sí, el ciclo de sueños de esa noche fue caprichoso: del miedo y terror, a la apatía y finalmente desemboca en placer y disfrute.
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